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La Nasa ha anunciado este martes el descubrimiento de dos nuevos planetas de tamaño casi idéntico al de la Tierra. Ambos se encuentran en órbita alrededor de una lejana estrella, Kepler 20, a unos 950 años luz de distancia, y han sido bautizados como Kepler 20e y Kepler 20f. Enun artículo que publica esta semana la revista Nature, Francois Fressin, del Instituto de Astrofísica Harvard Smithsonian, explica que se trata de los dos planetas más pequeños jamás detectados hasta ahora en la órbita de una estrella similar al Sol.
Uno de los dos nuevos mundos, Kepler 20f, es apenas un 3% mayor que la Tierra, mientras que el otro es algo más pequeño (su radio equivale a 0,87 veces el de nuestro planeta). Los dos parecen ser rocosos, pero sus elevadas temperaturas superficiales, (815 y 426 grados respectivamente) impiden que sean candidatos a albergar alguna forma de vida, por lo menos tal y como nosotros la conocemos.
Fressin y sus colegas afirman que ambos planetas podrían tener composiciones muy similares a las de la Tierra. Basándose en las proporciones de los diferentes minerales que componen nuestro planeta, los investigadores se atreven a aventurar que, al tener un radio similar, los dos nuevos mundos están hechos de un 32% de hierro, concentrado en sus núcleos, y de un 68% de silicatos en sus mantos. Además, el más exterior de los dos planetas (Kepler 20f) podría incluso haber desarrollado una tenue atmósfera de vapor de agua.
La búsqueda de vida
Antes de hacer público el hallazgo, los investigadores analizaron los datos recogidos por el telescopio espacial Kepler durante 670 días, un periodo durante el que se registraron hasta cinco señales de tránsito periódico en la estrella Kepler 20. Cada señal corresponde al paso, o tránsito, de un objeto entre la estrella y nosotros, lo cual provoca un ligero descenso de su luminosidad y revela a los astrónomos la presencia de un nuevo planeta. Hasta ahora, sin embargo, sólo se conocían tres planetas gigantes orbitando alrededor de Kepler 20 (Kepler 20b, c, y d). Las dos señales adicionales, no detectadas hasta ahora, revelaron la existencia de los dos nuevos mundos.
El hecho de que las dos nuevas señales fueran mucho más pequeñas que las otras tres conocidas reveló de inmediato a los investigadores que se trataba de planetas más pequeños que los tres ya conocidos, con periodos orbitales de 6,1 y 19,6 días, respectivamente, y con radios muy similares al de la propia Tierra.
A principios de este mes, otro grupo de investigadores anunció el hallazgo de Kepler 22b, otro planeta «terrestre» con una temperatura superficial de unos 22 grados centígrados. Sin embargo, su tamaño (2,4 veces la Tierra) hacen pensar que es demasiado grande como para tener vida y que podría parecerse más a Neptuno, con un núcleo sólido y una superficie gaseosa y, solo tal vez, líquida.
Sea como fuere, este hallazgo acerca un poco más a los planetólogos hacia su objetivo final: encontrar un mundo gemelo de la Tierra. Para conseguirlo, además del tamaño, deben darse otra serie de condiciones: que el planeta en cuestión orbite alrededor de una estrella similar al Sol, y que lo haga, además, a una distancia concreta, la que permite que en su superficie pueda haber agua en estado líquido. «El objetivo del telescopio espacial Kepler -asegura Fressin- es encontrar planetas del tamaño de la Tierra en la zona habitable de sus estrellas». La búsqueda, según la opinión generalizada de los científicos, está llegando a su final, y son muchos los que piensan que la «nueva Tierra» está muy cerca de ser descubierta.
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